jueves, 11 de septiembre de 2008

La Batalla de Caracas (III)


La batalla de Caracas (III)
Ravell versus el pueblo
Oscar Reyes
Miércoles, 10 de septiembre de 2008
I.- Fetiches
De fetiche en fetiche –Gente del Petróleo y la Coordinadora Democrática, Plaza Altamira con sus militares bailando y enarbolando pantaletas y sus curas haciendo homilías que yo presumo pueden ser heréticas si algún día se prueba que fueron fomentadas por la CIA, sin olvidar la abstención en la Asamblea Nacional que iba a implosionar al gobierno según el finado Italo Luongo –que ruego a Dios descanse en paz en el cielo de los miopes políticos- hemos llegado a otro engendro recargado y repotenciado, reloaded, pues: el fetiche de la unidad per se. Una serie de partidos de la oposición firmó un acuerdo el pasado 23 de Enero con miras a lograr la unidad en torno 'a los mejores candidatos' contra el gobierno. Para variar, se lee mal el mandato popular (hay que ganar, estúpido, hay que ganar) y se comete el mismo disparate de siempre: creer que una fórmula milagrosa va a derrotar al Presidente y sus candidatos y partir de esa infundada esperanza en las cualidades sobrehumanas de tal fórmula para luego convertirla en un fetiche que no puede ser analizado, tocado ni adaptado a cada caso, como sugiere el menos común de los sentidos; el sentido común en la soberbia y racista clase media venezolana a quien Chávez (a veces pienso que con no poca justicia) ha enloquecido. Al frente de este nuevo suicidio político marcha el medio de comunicación favorito de esta clase media borbónica, que ni aprende ni olvida: Globovisión.
Lamento tener que advertir a mis lectores y amigos que debido a la injerencia ilegítima del señor Alberto Federico Ravell en las negociaciones de la mesa, que debido a la irresponsabilidad política descomunal de Henry Ramos Allup y a la impericia coneja de Leopoldo López Mendoza vamos camino (otra vez) a un suicidio político en Caracas. Y si se pierde la Alcaldía de Libertador, la Alcaldía Mayor y el Zulia, ¿Quién convence al Presidente de que esa votación no es un plebiscito de rango Constituyente originario que le puede permitir introducir por vía ordinaria –decreto, habilitante, Ley sancionada por la AN- la reelección permanente, por ejemplo? No en balde el Presidente ha declarado hasta el cansancio que en estas elecciones se juega su futuro político. ¿Cuándo se lo van a tomar en serio? Él siempre avisa, hasta en eso es gentil: 'Miren muchachos de la oposición, los voy a siquitrillar, aprieten ese esfínter.' Yo respeto lo que ha hecho Globovisión como canal que ha permitido que la voz de la disidencia opositora tenga eco (aunque realmente se trata de uno pequeño, un equito, porque su share no pasa del 6% y no se ve fuera de Caracas). Pero la trayectoria del canal no autoriza al señor Ravell a sentarse en la mesa de los partidos a insultar a quien le lleve la contraria, y a gritar que es él quien decide quiénes son los candidatos de la oposición, so pena de no ser invitados nunca más a Aló Ciudadano.
A Ramos Allup este filósofo llanero no le perdonará jamás que siendo un político que ha peleado contra Alfaro Ucero y tantos otros monstruos mitológicos de la IV, haya convocado a la abstención en la Asamblea Nacional, donde él mismo era diputado… Para complacer la línea política del canal de TV de su jefe político Ravell. Cualquier imberbe estudiante de primer semestre de Ciencia Política sabe que las colinas de poder no se entregan, porque el poder no posee un centro al que uno pueda dirigirse directo (como un balazo al corazón) para hacer implosionar un gobierno o un régimen. Al menos esto es lo que nos decía Teodoro Petkoff cuando nos regañaba una calurosa tarde debajo de la mata de mango de la casa de Doña Virgina Tablante allá en Maracay, cuando un grupo de bisoños dirigentes culturales renunciamos en masa a nuestros cargos en la Secretaría de Cultura del estado Aragua. Los actuales regímenes, señor Ramos Allup, se parecen a eso que Robert Dahl llama una poliarquía –algunos democráticos otros no- lo que quiere decir que hay poderes por todos lados, y que no se debe soltar ninguna colinita o curul siempre tratando de que la sumatoria le otorgue la ventaja a nuestro partido, a nuestro proyecto. Pero la memoria es frágil, sobre todo la de esta clase media que anda en babia y anestesiada por no poder entender cómo es posible que alguien a quien llaman burro, negro maldito y militar bruto los derrota a cada rato en el tablero político con aperturas más ingenuotas que el Jaque Pastor (mate en cuatro contra las negras) o el Cadete de Marina (mate en dos abriendo las blancas de manera atroz con P4TR, negras P3R, blanca P3CR y negras A5T++, usando la vieja notación con la que yo repasaba las partidas de Bobby Fischer contra Boris Spassky).
¿En qué idioma hemos de recordarles a las buenas conciencias de Altamira que este señor y su canal llamaban a la abstención, y que Henry Ramos Allup y su partido lo secundaron, dejando la Asamblea en manos del gobierno, para que finalmente le dieran esta Ley Habilitante al Presidente, con la cual ha decretado las 26 leyes que ahora sí preocupan a Ravell y a las sacrosantas testas coronadas de los chicken minded analistas políticos matinales, meridianos y vespertinos que no se puede evitar oír o ver (ahora que los carros tienen televisión con pantallita LCD) cuando uno queda atrapado en una cola infernal en Caracas? Con todo esto quiero decirles que Globovisión es un canal que ciertamente le ha sido útil a la oposición democrática: pero cuando su Presidente se pone a jugar a ser Metternich (o Pinky tratando de conquistar el mundo, porque Cerebro no hay), destruye a patadas lo que a punta de cámara y tragando gases lacrimógenos tantos valientes periodistas han logrado para la ciudadanía.
Y en cuanto a Leo, sigo creyendo que es un gran dirigente, con mucho futuro, presidenciable incluso, si se quita la tutela del malandro de La Florida (Mario Silva dixit).
¿A qué viene todo esto? Pues a que debido al modelo de fetichización de la unidad que promueven Borges, Leopoldo, Ravell y Ramos Allup, el cual pone los burros delante de la carreta, le están entregando en bandeja de plata la capital al gobierno y a sus candidatos.
II.- Con mi amiguita no te metas
¿Cómo funciona in situ el imbecilismo fetichista de nuestra clase media opositora y su canal favorito? Déjenme contarles una historia que puede ayudar a lograr eso que algunos filósofos llaman 'una mostración'. Recuerdo al rebaño de bienintencionados ignorantes que en Plaza Altamira (hablo de Julio Borges y de Primero Justicia, quienes se suponía debían saber algo de derecho) se pusieron a recoger firmas (era el despertar de Súmate) para hacer un referéndum en el que se le solicitara al Presidente la renuncia. Me increparon dos hermosas jovencitas con franelas amarillas donde las carnes turgentes querían reventar la tela para salir al mundo a proclamarse: 'Tienes que firmar para solicitarle la renuncia a Chávez'. Yo me eché a reír y les dije: 'Yo no firmo esa vaina'. Se pusieron coloradas del odio: 'Tenía que ser, un maldito chavista'. Yo les respondí con la poca calma que a veces me da la condición de docente: 'Hija, es que esa pregunta no es vinculante: ¿De qué nos sirve ganar un referéndum para pedirle al Presidente que por favor renuncie? El Presidente va a decir que no, y punto. Un referéndum que convoca al poder originario ha de contener un mandato: si el Presidente pierde está destituido, y no está en sus manos renunciar o no, porque quien lo ha decidido es el pueblo.' El odio no había desaparecido de sus ojos: 'Pero Julio Borges fue quien redactó esta pregunta' 'Pues está raspado en derecho Constitucional, y es raro que Gerardo Blyde no se lo haya dicho'. 'Pero es que además María Corina y Súmate han salido a buscar la voluntad popular, ¡Tan bella María Corina! ¿Verdad amiga?' 'Creo que también está equivocada.' 'No te metas con María Corina que es prima de una amiga mía. Tú eres un maldito chavista, no deberías pasar por aquí…' Pues se perdieron esfuerzos en pos de ese fetiche, firmas, dinero, credibilidad y la pregunta aquella de marras nunca fue vinculante: pero pobre del que se opusiera a ese mandato de Borges y Ravell. Luego tuvieron que rectificar y cambiar la pregunta para llevarla constitucionalmente a la condición revocatoria. Pero seguro que si me hubiera encontrado en los días en que el fetiche rodó víctima de la burla del CNE con las dos chamas de Primero Justicia y les hubiera dicho: ¿Vieron que no era vinculante? Me habrían respondido torciéndome los ojos: '¿De qué hablas, idiota? Yo no te conozco y nunca he recogido firmas para ningún referéndum'. El fetiche político es como la carne de esas chamas; mírame pero no me toques y yo te gobierno porque sí, no me interesa más nada.
Trate de recordar por el bien de esta desdichada y sangrienta ciudad, lector, la sarta de gilipolleces políticas que nos han querido vender como salida express al gobierno: la desobediencia civil, la guarimba, el coronel Soto subiéndose a un camión en la Plaza Altamira mientras Pedrito Mosqueda –un alto pana que tengo en Maracay- le hacía la pata de gallina, el 350, la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, la Carta Democrática de la OEA, los marines, Arias Cárdenas. Y pobre del que se opusiera a esas sandeces: cero Kiko, Roland y Carla Angola en el programita ese donde todos gritan desaforados y no dejan hablar al entrevistado, un poco en la tradición de Iris Varela. ¿Qué otros ejemplos se necesitan para argumentar que cuando estos señores empresarios quieren ocupar el rol de los partidos la oposición está perdida, y que eso lo sabe muy bien el Presidente, y por eso los incita? ¿Ustedes han visto alguna vez al Presidente metiéndose con Teodoro Petkoff? No. Porque ese es un político atrinca y además con mala lengua, y en un debate el catire del Zulia se lleva en los cachos al barinés. Nada más hay que ver los editoriales de Tal Cual, que deben ser una pesadilla matinal para Miraflores.
Entonces, lector: vistos estos malos recuerdos, estas tortas descomunales que hemos puesto por confiar ciegamente en ciertos bichos sin usar nuestro propio cerebro analizando lo que nos proponen ¿Se atreve ahora a analizar conmigo el fetiche de la unidad? Usted no pierde nada; yo arriesgo más, porque ahora jamás me van a entrevistar nuevamente en Globovisión, donde he departido gratamente con Diana Carolina, con Tocando Fondo, con Grado 33: porque tuve que renunciar a ser Coordinador Nacional Académico de Formación Política de UNT (me respeto lo suficiente como para aceptar que mis ideólogos políticos sean Kiko y Carla) y porque la derecha del Opus Dei y PDVSA en la UCAB va a pedirle mi cabeza a los jesuitas, cosa que hace rato han pedido pero que no han logrado quizás debido a que trabajo y produzco como me lo exige el reglamento y la descripción de mi crago como investigador, y acaso también por cullilo a lengua viperina (lo reconozco) forjada en interminables debates contra la dialéctica guabina de tantos llaneros emigrados a Maracay (la piedra de amolar vegueros), luego afinada lógicamente en la UCAB por los jesuitas, en la USB por los positivistas alemanes, por los judíos y puritanos de NYU y durante 30 años en la izquierda democrática y sufriente de este país. Pero me arriesgo porque aquí no vinimos a jugar yoyo, sino a afrontar una delicada coyuntura política de la cual depende el futuro de la democracia venezolana.
III. El beso de la muerte
El mandato popular que los partidos de la oposición creyeron encarnar mediante el pacto del 23 de Enero era: 'Vamos unidos con el mejor candidato'. Ahora ¿quién es el mejor candidato? Aquel que tenga más posibilidades de ganar, porque no vinimos a un concurso de belleza sino a unas elecciones contra candidatos mollejúos del chavismo. La relectura del mandato popular vuelve a la forma 'Hay que ganar, estúpido hay que ganar.'
¿Ha aceptado Ravell el mandato popular, la sugerencia de quién puede ser ese mejor reflejada en las encuestas o cualquier otro método racional de selección? Pues claro que no, ha intentado imponer con el altanero secundamiento de Borges y la callada y perpleja aquiescencia de Leopoldo López a los candidatos que a él le parece que fotografían mejor dando la clásica vueltica en el programas Buenas Noches (¡Una vueltica, una vueltica!). Lamentablemente para algunos de esos favoritos del malandro de La Florida, que han sido amigos míos el tiempo que estuve en UNT, les han dado el beso de la muerte.
¿A quién quería imponer Ravell en Sucre, en Petare? A mi pana (¿ex a partir de este artículo?) William Ojeda. Hermano, allí el candidato es Ocariz, siempre, desde que perdió por unos pocos votos contra Rangel Ávalos en las elecciones pasadas: ¿qué vas a inventar? Pero eran cataratas de cuñas y de entrevistas creyendo que en la política se gana sonriendo Pepsodent desde la cajita idiota sin un arraigo allá en esos barios de La Bombilla donde el mozalbete Ocariz con su cara de niño bueno se mete sin miedo. Y no es que William no lo haga; pero Ocariz es mejor, tiene más intención de voto vaya uno a saber por qué, y esta es una de las irracionalidades de la política más estudiada y menos entendida: ¿por qué votamos por A o por B? Pero el mandato es claro: hay que ganar. ¿Con quién hay más chance? ¿Con Ocariz? Pues vamos con Ocariz. Finalmente, algo de racionalidad les quedó a William y a Leo (ellos saben que si la gente percibe que por terquedad y miopía tiraron por la borda el triunfo en un circuito cualquiera que se podía ganar con un candidato que no era el suyo huelen a formol como Irene y Alfaro Ucero = pescuezo no retoña) pues finalmente declinaron a favor de Ocariz. Pero he aquí que el genio de La Florida descubrió otra jugada magnífica: el enroque. Lanzo a William para la Mayor y empiezo a chantajear a Ledezma para que se retire y se lance a la Alcaldía de Libertador. Pero ese es el final del capítulo que acaba de cerrarse hace poco. Vamos con otros besos fatales: Chacao, El Hatillo, Baruta y Libertador.
Chacao, tierra de gracia, hermoso municipio en el cual todos los caraqueños quisieran vivir. Tengo el privilegio segundón (dado que no soy chacaoense) de vivir a 10 cuadras de Chacao, en Sebucán, y sé de lo que hablo: se siente la diferencia cuando uno camina tranquilo rumbo al trabajo, cuando se deleita viendo a unos chiquillos deslizándose con sus zapatos-patines cuesta abajo en la Plaza Altamira, cuando voy a la Tasca Da Ponte a echarme un trago con mi panita José Antonio Alvarado, concejal de este municipio, a hablar de salsa y béisbol.
¿A quién quiere imponer Ravell aquí? A Liliana Hernández. Liliana vive en Chacao pero ¿ha hecho alguna vez política por, para y desde Chacao? Creo que no. Aparte de su altitonante presencia en la Asamblea Nacional y a que arrugó y se retiró cuando era candidata para la Alcaldía de Libertador –sin vivir en Libertador- pues parece que no, y parece que Emilio Graterón sí la ha hecho durante sus años como concejal: políticas públicas para ancianos, jóvenes, infraestructura, consolidación del Municipio. Pero todavía recuerdo las airadas palabras de la inefable Marta Colomina: ¿Pero quién se cree este señor Emilio Graterón que es si nadie lo conoce? Y yo me reía oyendo Unión Radio y pensando 'No digas el nombre, Marta que lo estás dando a conocer'. 'En cambio mi amiga Liliana, tan bella, un beso desde aquí Lili y nos vemos a la noche.' Pues la guerra mediática que le hizo Ravell a Emilio fue tan torpe que lo hizo famoso entre los no chacaoenses y globoadictos en un dos por tres. Afortunadamente Chacao es tan excepcional que allí no gana el gobierno, y ellos pueden darse el lujo de decidir quién es el mejor sin necesidad de un acuerdo de unidad, como chantajearon Liliana y Ravell ante la Comisión Organizadora Naci0nal de Un Nuevo Tiempo, la cual 'decretó' que Hernández era 'la candidata de la unidad' con los votos salvados de Timoteo Zambrano y Carlos Tablante Hidalgo. Hidalgos votos, hermanos. Creo, por todas las encuestas que he visto y el talante popular entusiasta con que lo reciben en sus recorridos, que allí gana Graterón. Pero Ravell chantajeó incluso a Stalin González y el chamaco de la UCV le dio la espalda a su mentor y gran apoyo Leopoldo López –quien obviamente es el gran promotor de la candidatura de Emilio- para levantarle la mano a Liliana. ¿Ves a lo que me refiero, Leo, cuando hablo de tu coneja aquiescencia? ¿Cómo puedes confiar y seguir o apoyar a unos tipos a quienes no les importa echarse al pico al mejor candidato a alcalde para Chacao sólo para seguir bailando esa danza de la vueltica con Kiko y Carla, que a mí no sé por qué me recuerda tanto la danza de los condenados de El Séptimo Sello Ingmar Bergman, mientras el Presidente con una cofia negra sobre la cabeza los espera en una playa para jugar esa partida fatal que ustedes están entregando de antemano? Supón que Stalin sea Alcalde (que eso no va a pasar): ¿te va ser leal?
El Hatillo: misma historia. Y que me perdonen mi amiga Delsa Solórzano y su madre, que son mujeres luchadoras ambas y a quienes conozco. Pero: ¿Qué vas a hacer si toda la propaganda y toda la sobrecogedora cobertura que te da Globovisión no funcionan como te prometió Ravell? ¿Qué vas a hacer si las encuestas apuntan a que, con razón o equivocados, los habitantes de El Hatillo prefieren a la concejala luso-venezolana, como parecen indicar la mayoría de las mediciones que yo he visto? Ojalá reflexiones sobre esas amistades peligrosas. Si en El Hatillo no está ganando la de Ravell: ¿Qué hacer? ¿Se pliegan los partidos a las imposiciones de un canal o retoman su rol dirigente y deciden apoyar a quien más chance tenga? Acuérdense que el mandato es ganar, no unirnos para perder.
Baruta: ganaba Uzcátegui pese al desleal tratamiento que de su candidatura ordenaba hacer el señor este, pero al final Uzcátegui está inhabilitado. Afortunadamente para la oposición, el bateador emergente o pitcher salvador es Gerardo Blyde, un tipo muy inteligente y preparado políticamente para el reto de competir contra el candidato del gobierno. Como dicen en La Guerra de Las Galaxias, que la fuerza te acompañe.
La Mayor: claro que Leopoldo era el mejor candidato, claro que le hubiera dado una zurra a Aristóbulo Istúriz, y justamente por eso lo inhabilitaron, porque si ganaba y tenía una buena gestión se colaba por los postes en la carrera presidencial del 2013. ¿O es que el Presidente es tonto y no sabe eso y no tiene una sala situacional con encuestas diarias? OK, inhabilitan a Leo, sentido pésame hermano, y vamos a buscar el segundo mejor. Y dale con el malandro de La Florida; quería imponer a William Ojeda, y Leopoldo al menos en público era tímido y no le levantaba la mano a quien parecía según las encuestas ser su sucesor natural, Antonio Ledezma, el mejor ubicado en las preferencias después de él (López) e Istúriz. Yo me imagino que Leopoldo, que ciego no es, en privado ha de haber rectificado su conejez, esa que le hizo decir que William era el mejor candidato porque inclusive físicamente se parecía a él, enmendando para decirle a William: 'Compadre, no te vistas que no vas de pitcher relevo.' ¿Qué no hubo de hacerse para que finalmente prevaleciera la sensatez y se apoyara al candidato mejor ubicado en las preferencias luego de la inhabilitación de López pero aún por debajo de Aristóbulo, que es un caballo fanguero que sube cerro y es duro de pelar? Recuerdo que mi amigo Fernando Mires me preguntaba por e-mail: Oscar, ¿pero cómo pueden pensar que con Ojeda van a ganar la Mayor si él ni siquiera pudo con Sucre? Y eso que Fernando está a 8.000 kilómetros de aquí, en Oldenburg, Alemania.
IV.- Perder Caracas
Último capítulo. Ravell se empepa con Stalin González, y la banda de la FCU reclama vivo, en prime time, durante la fundación de la Juventud de la Democracia Social (UNT), que Libertador y Stalin son la cuota 'del movimiento estudiantil'. ¿Tiene alguna remota posibilidad Stalin González de derrotar a Jorge Rodríguez en Noviembre? Eso es correcto, lector, su cerebro ha dicho que no. ¿Y entonces por qué sigue insistiendo el señor Ravell en que ese es el candidato de la unidad opositora? No tengo mucho que decir del repitiente bachiller González, que lleva diez años en la UCV, que deseaba eternizarse en la FCU hasta que se vio obligado a salir porque era demasiado evidente y contraproducente tal afán, y debido a que Ricardo Sánchez, aunque nadie le entiende lo que grita, también tiene su derecho y no le faltan sus agallitas. Tal vez le diría que se ponga a estudiar en serio la materia esa que le han raspado tres veces y que aprenda de Freddy Guevara, de Goicochea, de Manuela Bolívar y Claudia Márquez, dirigentes de la UCAB, quienes además de haber sido los fundadores del hermoso movimiento estudiantil del año pasado –duélale a quien le duela en la UCV- se están graduando en cinco años, lisos y con excelentes notas. Como me decía una amiga de Copei: 'Pero Oscar, querido, es que no puedes comparar un sindicalista de la FCU con un gerente de la católica.' Bueno, esa es una variante del clasismo, pero algo de verdad hay en ello, si uno ve los desempeños escolares, dado que los estudiantes, además de su derecho a hacer política y a ser concejales o Alcaldes también tienen que estudiar-antes.
Yo no abriría mi guariqueña jeta si no hubiera otro candidato capaz de ganarle a Jorge Rodríguez en Libertador (que lo hay), y me habría resignado a lo que el cártel de Ravell se ha resignado, o que pretende decretar secretamente: Libertador y Claudio que se jodan (palabras textuales de Ramos Allup) porque ya nosotros logramos el acuerdo con Antonio para la Mayor. Conclusión de este filósofo veguero; para ellos es mejor perder la ciudad y entregársela al gobierno antes que permitir que Claudio Fermín gane y se convierta en una posibilidad presidencial para el 2013. Ese es todo el cálculo y el tarugo que no pueden tragar Ravell, Allup, Manuel Rosales y que el mismo Leo esquiva mirando pal cielo y silbando el simpático reggaeton de su lamentablemente cercenada campaña.
En todas las encuestas que mis miopes ojos han visto, Claudio le gana Stalin en las preferencias de los electores del sector oposición. Incluso en la que contrataron Melo, Stalin y Bello (Keller y Asociados) había un empate técnico que no supieron maquillar, demasiado evidente para alguien que haya estudiado un poquito de estadística con Carrasquero y Sir Friedrich Welsch en el Post-Grado de Ciencia Política de la USB por donde han pasado todos estos encuestadores sabihondos y hasta el señor Presidente y muchos de sus ministros. Lo más grave es que en las últimas encuestas de la sala situacional del mencionado in supra, ya Claudio le está ganando a Jorge Rodríguez. ¿Por qué? Porque Claudio parece que no fue mal alcalde y la gente de los barrios lo recuerda con aprecio. Porque es el único candidato de la oposición que le quita votos –una diarrea de votos- al chavismo en esos cerros de Dios, como bien le dije a Teodoro Petkoff la última vez que lo vi en Tal Cual. A Claudio lo apoyan 13 partidos (entre ellos el MAS y Bandera Roja, URD y los Republicanos) y el CES de AD de Caracas tomó la decisión unánime de apoyarlo, decisión que le informaron a Ramos Allup mediante un oficio que se perdió en el laberinto secretarial de ese partido, o quien sabe si el sucesor de Alfaro Ucero tuvo una emergencia estomacal y en el baño de su oficina en ese momento no había papel toilet. He visto las manifestaciones de afecto hacia Claudio en La Vega, en Antímano, en la redoma de Ruiz Pineda, en El Junquito, en La Pastora, y son impresionantes. Me dice el negro Domingo Leira, de la barra de habladores de paja de El Lagar, que cuando Claudio va a Sarría estallan los cohetes de júbilo y que la gente sale a estrecharle la mano. Fermín es el único que ha podido agarrar a un motorizado chavista rajao en un barrio, darle un abrazo y quitarle la gorra roja-rojita para ponerle una que dice Claudio Alcalde, y el motorizado ha dicho 'Sí va'. Esa dama de rojo en toda su vestimenta que custodia ferozmente la Plaza Bolívar en nombre del proceso, y que tantas patadas y batazos ha repartido entre los opositores a quienes que se les ocurre la mala idea de transitar por allí, pues anda con un viejo afiche de Claudio y dice: 'Ustedes saben que yo estoy casada con Chávez y con el proceso, pero le voy a montar un cachito con Claudio.' El vendedor de periódicos de ojos desorbitados que te estampa El Mundo en la mesa de el Gran Café y que es furibundo chavista confesó: 'Yo con Claudio sí me resteo.' Creo que ese efecto no lo logra el bachiller González. Por eso, cuando Ramos Allup dice 'Que se jodan Claudio y Libertador' no sólo está desconociendo la decisión de las bases de su partido, sino que está entregando la ciudad en manos del gobierno, cual una malinche maronita, desconociendo el espíritu del mandato del 23 de Enero, que es ganar. Sólo espero que mis panas (¿ex después de este ya largo artículo?) Ismael García y Cristóbal Fernández Daló no desconozcan igualmente el mandato que la base de Podemos Caracas, la cual les dijo que el candidato a Libertador era Claudio, para ganar por supuesto. En el caso de Ismael es difícil, porque el malandro Ravell le dio un programa –Aló Venezuela- gracias a lo cual no tiene ni siquiera que presionar abiertamente porque Ismael sabe sacar cuentas políticas. Maelo: Yo te vi en un documental con chaleco antibalas y una 9 mm llamando a tu gente a retomar Miraflores, mientras tantos otros ya se habían lanzado de cabeza en las embajadas, y por eso es que el Presidente no te ha podido bajar el copete. Has soportado los insultos en la Asamblea Nacional con la flema de un Lord inglés, has seguido inmutable pese a los ataques del Presidente, y se te ha quebrado la voz de la emoción al denunciar las 26 leyes que crees son un paquete dictatorial, según tus palabras aquel jueves en el Eurobuilding en el acto de Podemos. Esas son cosas que a lo largo de los años me han hecho respetarte, aunque siempre te dije que estabas equivocado el apoyar el actual proceso, igual que se lo dije a Tablante, a Puchi, a Mosqueda, igual que lo decía en mis columnas cuando todos (Miguel Enrique Otero, Carmen Ramia, Ángela Zago, Kiko, Alejandro Armas, Alfredo Peña y medio país enloquecido) bailaban la danza esta de los condenados de Bergman en El Séptimo Sello. No le has temido a la ira opositora y te resteaste pistola en mano el 13 de Abril, no le has tenido miedo a los asambleístas ni al Presidente y te has resteado en lo que has creído correcto. Ojalá que ni Ravell ni Ramos Allup ni Borges te convenzan de torcer al mandato de las bases de Podemos en Caracas, que ya decidieron darle el apoyo a Claudio. Acuérdate que el que baila con el Diablo no cambia al Diablo, el Diablo siempre lo cambia a él y termina llevándosele al abismo en negro bongo.
Una acotación numérica: si tú quieres ser Alcalde Mayor es recomendable que ganes en los cinco municipios de Caracas. Si la oposición gana con Ocariz en Sucre, con Graterón en Chacao, con la luso-venezolana Miriam Do Nascimento en El Hatillo, con Blyde en Baruta y con Claudio en Libertador, es de esperarse que esos votos se entuben hacia la Alcaldía Mayor, favoreciendo a Ledezma. Pero si tienes un mal candidato en Libertador, estás dejando de aportarle votos a la Mayor desde un circuito que posee más del 30% de los votos de la Alcaldía metropolitana porque estamos hablando de más de millón y medio de votantes. Aun suponiendo que Claudio perdiera, si es capaz de entubarle el 45% de los votos a Ledezma, este último tiene buen chance ante Istúriz. Pero: ¿qué caudal de votos puede aportar Stalin? ¿Será capaz de morder en el voto chavista inconforme con la gestión municipal en la ciudad? Casi todas las personas a quienes les hago estas preguntas responden que no, que Stalin no es capaz 'Pero es que la unidad…' (fetiche).
¿Por qué Ravell y la necia clase media de Altamira que no vota en Libertador no quieren a Claudio? Una mostración final. Vengo caminando por la Plaza Altamira y otra vez me entrompan el mismo par de caramelitos tropicales del referéndum no vinculante, esta vez con franelas azules de UNT donde las mismas carnes turgentes están urgentes por salir. Me quieren pegar en la chaqueta un sticker de Stalin González. Yo lo primero que les pregunto es si ellas votan en Libertador, pues con esa pinta y ese español mandibuleao el Este de Caracas pues no me parece. 'Claro que no, somos de Los Palos Grandes, pero somos estudiantes, o sea, hay que votar por Stalin y Liliana que son los candidatos de la unidad.' 'Pero –digo yo- aquí gana Emilio Graterón y con Stalin se pierde irremediablemente en Libertador- Además hay 13 partidos que apoyan a Claudio Fermín, y eso creo que indica una gran tendencia a la unidad. Es el único que puede morder votos dentro del chavismo.' '¡Pero cómo se te ocurre eso amigo, Claudio es un candidato de Chávez!' '¿Por qué ustedes dicen eso?' 'Es que ¿dónde ha estado Claudio en todo este tiempo? No lo vimos en Altamira, ni en las marchas' (pausa…) 'Creo que él no apoyó el paro petrolero, ni a los militares de la Plaza Altamira ni la abstención en la Asamblea Nacional…' '¿Viste? ¡Claudio es chavista!' (Yo vuelvo a armarme de mi conocida escasa paciencia docente y les explico): 'Niñas, Claudio no apoyó eso porque creyó que era un error, y no podía salir en Globovisión en contra de la unidad de ese momento, además de que estaba vetado por su posición crítica: pero él marchó, y tragó gases lacrimógenos como todos ustedes.' '¿Pero por qué quiere romper la unidad? El candidato de la unidad en Libertador es Stalin, mira esta foto en la que Leopoldo López le levanta la mano' 'Creo que Leopoldo está equivocado' '¡No te metas con Leo! Tan bello Leo, ¿verdad amiguita? ¿Cómo se pudo casar con esa roña de Lilian Tintori, qué le vio? Ojalá esa cuaima se pudra… ¡Leo, hazme un hijo!' 'Chicas, no convirtamos la unidad per se en un fetiche; vamos a unirnos pero en torno al mejor candidato, no vamos a unirnos para perder. Creo que Leopoldo está equivocado y…' '¡No te metas con Leo! Tú lo que le tienes es envidia, y si defiendes a Claudio es porque tú también eres chavista, como ese negro pretencioso…' 'Cierto, amiguita, le tiene envidia a Leo: y además este chivuíto cegatón nos está buceando. Ahora me acuerdo de él, este tipo nos cayó encima cuando estábamos en esta misma Plaza recogiendo firmas para el referéndum revocatorio. ¿Te acuerdas que era un baboso que casi nos arranca la pluma para firmar, pero que de lo único que estaba pendiente era de saber si las tenemos naturales o de goma?' '¡Qué asco, ahora me acuerdo! Arranca tipo o llamo a un polichacao y le digo nos estás acosando sexualmente.'
Diciembre 2008, cerca de la Navidad. La caña, la parranda y el dinero, los regalos y el consumismo han aliviado un poco la tremenda depresión de la clase media luego de haberse suicidado políticamente (otra vez) al haber permitido que Ravell, Kiko, Carla, Henry, Julio, Leo, Manuel y los estudiantes de la UCV impusieran mediáticamente la candidatura de Stalin González. Por supuesto, tampoco ganó Ledezma, y el Presidente ya amenazó con que, apenas le lleguen unas lechozas que mandó pedir en Barinas, se va a mandar a hacer tremendo dulce de papaya para anunciar en Aló Presidente que la Asamblea ya está discutiendo una propuesta de William Lara para introducir una enmienda o reforma en la Constitución que corrija el error histórico de no haber puesto en el texto del 99 la re-elección indefinida. Vuelvo a pasar por la misma plaza y está una de las antes dichas, igual de hermosa y retadora. Me reconoce y la cara se le desfigura por la rabia. '¿Viste que con Stalin íbamos a perder Caracas y se la íbamos a entregar al gobierno?' Con todo el odio acumulado en los cuatro encuentros anteriores me dice '¿De qué hablas estúpido? Yo no conozco a ningún Stalin González, yo voté por Aristóbulo Istúriz y por Jorge Rodríguez. Y mejor arranca que ya mi novio Ho-Chi-Min Padilla, que trabaja en PDVSA, está por llegar en su Hummer amarilla, y si me sigues ladillando le voy a decir que te mande a dar una rumba 'e palo con los motorizados de mi comandante Lina Ron.'
Dios sabe que estoy rogando estar equivocado. No saben ustedes la terrible carga que significa tener casi siempre la razón en este país de ciegos, sordos y mudos.

La Batalla de Caracas (II)


La Batalla de Caracas (II)
Oscar Reyes
Viernes, 4 de julio de 2008
Voy a repetir textualmente los primeros párrafos del artículo anterior , me parecen una letanía necesaria- para luego proseguir mis reflexiones sobre el destino de la ciudad de Caracas en las elecciones de Noviembre de 2008. Hay muchos otros temas que deberían debatirse de cara a una gestión municipal, pero me he centrado en el que día a día acentúa mi angustia: el derecho a la vida, consagrado como el primero en la Declaración Universal de los Derechos Humanos aunque ya había sido formulado hace miles de años en los Diez Mandamientos mediante el precepto 'no matarás'.
Quiero reconocer públicamente que las nociones de teoría del juego que aquí apenas son esbozadas surgieron durante un almuerzo con el profesor Carlos Delgado Flores en la UCAB.
1.- No podemos perder Caracas. Lo que nos jugamos en Noviembre del 2008 cuando se elijan los Alcaldes de los diferentes municipios de nuestra capital y el Alcalde Mayor no son sólo los servicios de salud, transporte, de recolección de basura, de alumbrado, los parques o el catastro: nos estamos jugando la vida y la democracia. El gobierno entiende lúcidamente que los resultados en la Alcaldía de Libertador y en la Metropolitana pueden decidir el rumbo político del país los próximos años. Por eso ven la elección como una batalla para sobrevivir políticamente: pero para nosotros la Batalla de Caracas es por la vida y la libertad.
2.- Vastos sectores de Caracas de facto viven un estado de sitio decretado por la delincuencia. Cada noche los ciudadanos tienen que correr a sus casas antes del toque de queda, antes que se desaten los demonios de la violencia: corren para que no los maten por un par de zapatos, por un celular, por una moto, por un taxi o por los pasajes y el sencillo en un jeep. Cada fin de semana hasta un centenar de ciudadanos pueden ser asesinados: y menos del 6% de esos casos son resueltos policialmente, los culpables no son capturados, juzgados ni encarcelados. 30 policías han sido asesinados en lo que va de año. Los malandros los matan y les colocan las placas en el pecho como un trofeo sangriento. Es su manera de graduarse de capos.
3.- En Venezuela ocurren 14.000 muertes violentas al año, mucho más que en la guerra de Irak. Michael Moore estaba aterrorizado porque en Estados Unidos había 11.000 muertes violentas al año. La diferencia es que ellos son 300 millones y nosotros apenas 27. Este es un tema que debe trascender los estrechos límites de los partidos, la comprensible pero terca obstinación de las precandidaturas y la cada vez más endeble división oposición-gobierno. Los ciudadanos, antes que los líderes políticos, lo han entendido muy bien, porque a nadie le piden un carnet antes de atracarlo o dispararle. Los ciudadanos lo ven con nítido terror porque se trata de sus vidas y las de sus seres queridos. En torno a ese derecho a la vida debemos unirnos y librar la Batalla de Caracas.
4.- Este tema es tan grave, que de entrada reclama un acuerdo de todos los candidatos a las alcaldías del área metropolitana y a la Alcaldía Mayor, para que trabajando coordinados con los organismos del Ejecutivo Nacional, del Ministerio del Interior y Justicia, implementemos una política sostenida y profunda para frenar la violencia. Por eso es que este tema trasciende los dogmas extremistas que pretenden seguir dividiendo a los venezolanos en seguidores del proceso versus opositores. Debería ser un acuerdo que incluya a los alcaldes de la oposición y el gobierno, pero no seamos ingenuos: el miedo es libre, como dijo Antonio Ríos, y ellos no van a correr el riesgo de enojar al Presidente. De manera que no nos queda otro remedio que hablarle a la oposición, aunque eso tampoco es garantía porque en cada uno de ellos ¬y tal vez de nosotros- hay un pequeño comandante y un carmonita que sólo esperan su 4 de Febrero o su 11 de Abril para desplegarse.
5.- Hasta ahora, los precandidatos de la oposición en Caracas se han enfrascado en una batalla campal en la que todos se abrogan una representación que es difusa porque aún no se han aclarado las preferencias de los electores. Eso es comprensible: hace muy poco se lanzaron las candidaturas del gobierno y otros aspirantes de la oposición recién están iniciando sus campañas. El denominador común que hemos detectado es que un porcentaje alto de los votantes ni siquiera distinguen los candidatos de Petare, Baruta, Libertador y Metropolitana. Otro dato interesante es que las encuestadoras más serias como Datanálisis y Consultores 21 apenas están haciendo trabajo de campo y las tabulaciones de las encuestas no se tendrán hasta dentro de unos diez días. Todo lo anterior puede ser un indicio de que el pueblo sigue en stand-by.
6.- Pensamos que en el caso de la oposición venezolana las primarias son costosas y riesgosas: aunque son profundamente democráticas son el peor escenario para dilucidar nuestras candidaturas. Dado el entorno de persecuciones, inhabilitaciones y chantajes que vienen desde el gobierno, son preferibles el acuerdo y la concertación, como señalaba Teodoro Petkoff antes de las elecciones presidenciales del 2006. El 23 de Enero de este año los partidos de la oposición suscribieron un acuerdo de unidad sobre cuyo texto todos los aspirantes juraron lealtad. Y no se trata de que no vayan a cumplir el acuerdo, como denuncian algunos periodistas y analistas desesperados: lo van a cumplir porque no les queda otro remedio. La polarización sigue siendo tan fuerte que apenas se vislumbre cuál candidato arranca con buena ventaja, hacia él o ella se va a dirigir la economía del voto típica de estas situaciones: quien no se retire para apoyar a quien lleva ventaja se suicida políticamente, como Alfaro e Irene.
7.- Creo que el ruido actual se genera porque no hubo claridad acerca de los métodos de selección (que no de elección) para los candidatos de la oposición. En ese sentido el PSUV fue claro y sencillo: primarias (limpias o no) y en caso de duda el dedo presidencial.
Nosotros le dejamos el acuerdo a las encuestas y a la concertación entre los precandidatos y los partidos, lo cual fue entregar un cheque en blanco que todos quieren cobrar falsificando la firma del pueblo, quien es al final el que tiene los fondos, es decir, los votos. Pero los electores son quisquillosos como ciertos bancos: revisan las firmas, llaman al emisor y toman la decisión cuando están seguros de que el aspirante al crédito popular reúne ciertas condiciones exigidas. Obviamente, una de las condiciones es que sea capaz de derrotar al candidato del gobierno, capacidad que pocos tienen y cuando la tienen son inhabilitados. Pero dado que de este lado hay un semillero de líderes emergentes, no nos faltará un Kid Rodríguez para salvar el juego, para salvar Caracas.
8.- Pero el potencial para enfrentar con posibilidades de éxito al candidato del gobierno no basta. Es una condición necesaria pero no suficiente. Incluso si tiene la mira corta y sólo aspira derrotar al candidato del gobierno, el candidato(a) de la oposición requiere un discurso, una propuesta, que trascienda el mecanismo a partir del cual surge su candidatura, es decir, el acuerdo entre los factores representativos de la oposición. Tal candidato tiene que hablarle a Caracas, convencer a los ciudadanos para que pongan el destino político de la ciudad en sus manos. Ser un paladín de la oposición no es suficiente porque los votos de la oposición no bastan para triunfar: la experiencia nos sugiere que las elecciones se ganan convenciendo al centro, a quienes están indecisos entre los extremos gobierno versus oposición: esos suelen ser votos conscientes que reclaman una propuesta que los convenza, una política para la ciudad, porque antes que militantes ellos y ellas se sienten ciudadanos. Y cuando se le habla a esa multitud agobiada por la violencia, desaparecen las fronteras oposición-gobierno. Aunque persista la tentación de simplificar mediante categorías tipo clisés ese océano de puntos de vista, intereses, aspiraciones, problemas, esperanzas y decepciones que configuran la sociedad caraqueña (en filosofía ese intento vano se llama nostalgia metafísica), inevitablemente el candidato le habla a una multitud diversa y no a un compacto ideológico o partidista.
9.- No hay reglas claras sobre la selección de los candidatos de la oposición: 'encuestas y acuerdos'. Tal vez sin querer (se llama sobreestimación u 'overwelming') le vendimos a la gente la idea de que todas las encuestas aceptadas iban a ser serias como las que usualmente hacen Consultores 21 y Datanálisis, y que los acuerdos iban a ser como los de los superdelegados del Partido Demócrata en USA en torno a Hilary y Obama. Pero apenas se dio la largada en la carrera, comenzaron a aparecer las encuestas chimbas, los falsos títulos de propiedad de una serie de aspirantes reclamando derechos sobre lo que sueñan como un botín: los votos. Repito la frase de Jefferson: si fuéramos ángeles no necesitaríamos gobiernos. Que el poder tiente a los aspirantes a hacer guerras de encuestas chimbas es humano y comprensible: lo estúpido fue auto engañarnos por enésima vez y no prever ¬el 23 de Enero de 2008- que las iban a hacer. Es que si las pueden hacer las van a hacer. Tal vez todos los firmantes del acuerdo lo sabían pero no quisieron aparecer en público como pájaros de mal agüero: creían que lo políticamente correcto era decir 'somos gente seria, decente, de palabra, democráticos, y no vamos a defraudar el apoyo popular del 2 de Diciembre de 2007'. Tal vez dos o tres secretamente ya acariciaban la posibilidad de ser candidatos mediante una guerra de encuestas chimbas que les ahorrara el arduo trabajo de subir cerro y patear barrios. Aunque haya habido 97 hombres justos en el acuerdo del 23 de Enero, tres manzanas podridas bastaron para dañar todo el huacal y generar el ruido actual.
10.- Nos queda un segundo camino: los acuerdos. ¿Y será que vamos a negociar como los superdelegados en torno a Hilary y Obama? Pero chico, despierta y reacciona: claro que no, vamos a buscar acuerdos a la venezolana: mediante macollas. En la macolla determinados dirigentes de partidos, grupos, ONG's, se adjudican el poder de ser príncipes electores, y se sienten como los agentes que negocian las fichas de los futbolistas y los peloteros. Por un puñado de dólares, un mal agente puede hacer que un superastro como Johan Santana termine en los Mets en vez de los Yankees, y ya estamos viendo el resultado. A veces al candidato es agente libre, y eso es peor, porque tiene que negociar su venta él mismo una vez que se da cuenta que no acumula intención de voto suficiente: y eso es feo, da pena verlos rematándose a ellos mismos, pegando brincos como esos brokers que intentan 'quemar' acciones en caída libre en Wall Street. Por eso esperar los resultados de las encuestas serias dentro de unos 15 días no es suficiente: será inevitable el salto de talanquera y la estampida, pero eso se va a ver muy desagradable sobre todo porque podemos jugar mejor, podemos jugar fútbol bonito, como Brasil, como España, como lo está haciendo últimamente la vinotinto. Entiendo que los candidatos llevan meses contrapunteando en las macollas y en los medios, no debatiendo en torno a problemas como el de la violencia sino mandándose mensajes unos a otros: 'Como me vas a ofender, coplero recién vestío' 'yo soy el gallo que canta / en invierno y en estíos' 'Tú eres un pollo malcriado / muy flacuchento y malucos' 'Yo soy un gallo jabao / y tú eres un patarucos' Todos les recomiendan a los demás que se rindan ante su inocultable superioridad. Es una guerra de egos mayoritariamente masculinos (falocracia) pero que no lleva al justo combate de ideas porque cuando los invitan a un debate en público con algún otro aspirante, dicen en privado: 'Yo no discuto con pendejos.' Una segunda actitud consiste en tratar de macollar el apoyo de un grupo de partidos ¡Urgente, de vida o muerte, ya! para que los coronen como los candidatos de la unidad antes de que salgan a la luz pública los fatídicos números de las encuestas serias. Mijo: ¿y de qué te va a servir la macolla anterior y la coronita de lentejuelas reina de carnaval de pueblo si aparecen unos números serios que no te favorecen porque eras de mentiritas? ¿Qué van a hacer los partidos y tú cuando todos los gremios, grupos y organizaciones empiecen a migrar hacia el presunto ganador para sobrevivir, convencidos de que pescuezo no retoña? ¿Cómo te vas a salir de ese paquete? ¿Qué van a hacer cuando la gente comience a percibir que el nombre 'Y' es el que tiene más chance? ¿O es que tú crees que en una polarización como la actual una macolla que contradiga esa percepción, esa matriz de opinión, va a ser vinculante?
11.- No me importan sus egos inflamados: no les pido que tengan el valor y la grandeza de una mujer (Hilary) que se enfrentó a 15 aspirantes y que resistió meses de debate con un fenómeno de carisma y populismo de las dimensiones de Obama. Ya antes propuse en otros artículos que pensáramos en un caucus para la oposición y casi rueda mi guariqueña testa. Tampoco les pido que sean demócratas convencidos: les pido que piensen en su pellejo político. Acordar una agenda de temas comunes a favor de la ciudad (la violencia, los servicios, el transporte, la transparencia en la gestión y un largo etcétera que incluimos en el genérico La Batalla de Caracas) no impide el macolleo al cual tantos ilusos apuestan y tampoco va a cambiar la realidad de que cuando aparezcan las encuestas serias arrancará la estampida y quienes se sienten honestamente seguros van a ver confirmadas sus intuiciones y a cobrar (van cobrar de todas todas), pero tiene tres ventajas: a) al comprometerse con un acuerdo de ese tipo, los perdedores tienen la salida elegante de decir 'retiro mi candidatura no a favor del falo de 'X', que obviamente es más grande que el mío, sino que sacrifico mi chogüí porque es que yo quiero tanto a mi Caracas' b) Es lo que el pueblo espera, y abre posibilidades en ese espectro que antes hemos llamado el centro. Lo malo para los aspirantes rufianes es que los comprometería públicamente no con una condición mesiánica personal indescifrable sino con una política concreta, que de fallar los haría responder ante el pueblo en las elecciones siguientes. Y miren que este pueblo ha aprendido, todos tenemos un PhD en política estudiado in situ y en vivo durante los últimos 10 años de nuestra vida republicana. c) Es lo correcto y lo justo, no es una bobería: incluso da votos, porque es una manera de convencer a la gente de todos los espectros.
12.- El ganador se lo va a llevar todo (the winner takes it all). Pero los perdedores dentro de la selección de los candidatos de la oposición tienen que salir de la escena de manera elegante, como en una ópera bien montada: no pueden salir como los enanitos toreros, que brincan el burladero cuando la vaquilla los persigue. Todos cuentan, todos valen, todos son (somos) necesarios. La grandeza de aquel que sabe que tiene los votos debe ser ayudar a los perdedores a que no queden mal parados, porque en el futuro necesitaremos sus brazos para esta misma lucha. No importa que en este momento los minoritarios estén obcecados, que se quieran pasar de vivos o que los dirija un mal agente: ustedes los que tienen los votos no esperen de ellos que sean como Hilary. Sean magnánimos desde ya, y comiencen a pensar en esos temas que nos agobian a los caraqueños, porque al hacerlo dejarán de pensar como simples candidatos y comenzarán a hacerlo como estadistas.
Los ciudadanos tienen un PhD en política: a muchos de nuestros dirigentes y aspirantes los siguen raspando en la misma materia del primer semestre: Teoría del Juego I. Nuestros aspirantes y dirigentes (marca viveza criolla) no son capaces de jugar ni siquiera dentro de una matriz elemental como el dilema del prisionero. Y no se han dado cuenta de que luego de tantas muertes inútiles, de tantos fracasos, de tantas esperanzas desechas, el resto de los millones de habitantes de este país han aprendido a jugar nada menos que con el equilibrio de Nash. Los economistas y politólogos me comprenderán. Al público lego le pido disculpas. Ojala este maremágnum me dé el tiempo y el sosiego para desarrollar esta idea mediante un ensayo a cuatro manos con Carlos Delgado en la UCAB.

La Batalla de Caracas (I)


La Batalla de Caracas
Oscar Reyes
Miércoles, 18 de junio de 2008
Nota Bene: Estas ideas han nacido de un diálogo constante con mis amigos Gustavo Mujica y Virgilio Pisani, a quienes doy los créditos que les corresponden
MUERTES PORQUE SÍ
No podemos perder Caracas. Lo que nos jugamos los habitantes de esta amada ciudad en las elecciones de Noviembre del 2008 no son sólo los servicios, la recolección de la basura, el alumbrado, los parques o el catastro: nos estamos jugando la vida. Claro que un alcalde debe estar pendiente de sus funciones de políticas públicas para bien de sus electores porque en buena medida los ciudadanos lo eligen para eso. Pero en este momento nos jugamos mucho más. No es casualidad que el gobierno se haya tomado las elecciones de Noviembre como una batalla, como la batalla de Caracas. El Presidente ha repetido hasta la saciedad la frase que da inicio a esta reflexión: no podemos perder Caracas. Nosotros tampoco. El gobierno entiende lúcidamente que el triunfo en Libertador y en la Metropolitana decidirá el rumbo político del país los próximos años y que deben ganar estas dos alcaldías para poder sobrevivir políticamente. Los ciudadanos tenemos un interés algo diferente, pero igualmente se trata de una batalla por la supervivencia: para ambos se trata de una lucha por la vida. Ellos quieren sobrevivir políticamente: nosotros queremos que no nos maten.
Nuestra ciudad ha sido secuestrada por el hampa, por la violencia: en Caracas cada fin de semana puede haber más de un centenar de inocentes ciudadanos asesinados de manera impune pues menos del 6% de esos asesinatos son resueltos policialmente y los asesinos capturados, juzgados y encarcelados. Tanta impunidad hace que de facto vivamos en un estado de sitio que nadie ha decretado pero que funciona de manera tenebrosa en los barrios populares, donde los ciudadanos tienen que correr a sus casas antes de que se desaten los demonios de la violencia y los maten por un par de zapatos de goma, por un celular, para robarles una moto, para robarles el pasaje de un jeep o para robarles el taxi.
29 policías han sido asesinados en lo que va de año. Trágicamente, se han convertido en un target para los malandros. Los asesinan y les colocan las placas en el pecho como trofeo sangriento. Es la manera de graduarse de jefes, de capos. Ya están filmando con las cámaras de sus celulares esas ejecuciones a mansalva para ponerlas en Internet y que las bandas enemigas puedan ver sus atroces actos de grado: cuidado, témeme, mira de lo que soy capaz.
Sólo una política coordinada entre los diversos alcaldes del área metropolitana, junto con la sociedad civil organizada, pueden lograr la presión suficiente para que el Ejecutivo, a través del Ministerio del Interior y Justicia, cumpla con su deber constitucional de garantizarnos la seguridad ciudadana. Este es el tema que más preocupa a los ciudadanos. Vean las encuestas: por algo el Presidente ha comenzado a tomar en cuenta el tema de la inseguridad en sus alocuciones. En un país de 27 millones de habitantes, tenemos 14.000 muertes violentas al año, mucho más que en la guerra de Irak. El cineasta Michael Moore en el documental Bowling for Columbine que ganó un Oscar estaba aterrorizado porque en Estados Unidos había 11.000 muertes violentas al año. Bueno, pero ellos son 300 millones y nosotros 27: en algo teníamos que ganarles. Ojalá fuera en riqueza y pujanza.
EL PRIMER DERECHO: LA VIDA Hasta ahora, ninguno de los candidatos a las diferentes alcaldías que dibujan el mapa político de Caracas se ha ocupado de este tema. ¿Qué están esperando? Los precandidatos se han dedicado a una batalla campal en la que, sin consultar al pueblo, se están endilgando una representación que aún sigue muy difusa. Cómprame que yo soy el más bonito, el más eficiente, porque mi partido es el más radical: yo te garantizo que te llevaré al cielo. Pero si Caracas antes era la sucursal del cielo, ¿adónde piensan llevarnos ahora? ¿A Vancouver, a Ginebra? No pretendemos que los candidatos dejen de competir, pues eso es lo normal en política y todos ellos y ellas tienen sus legítimas ambiciones de poder: que no las tuvieran sí sería una verdadera aberración. Por eso, nunca le crea a un político que le dice que no aspira a nada porque está tratando de engañarle. Nosotros tampoco somos mejores, pues nos hemos equivocado votando por los peores gobiernos de los 40 años del puntofijismo y por el actual, que ya es peor que todos los anteriores juntos: también nos hemos equivocado al apoyar la antipolítica, al dejarnos manipular por empresarios, por periodistas que son amateurs en política pero que tienen los colmillos igual de afilados que aquellos a quieren a diario culpan de todos los males nacionales. Nos hemos equiovocado como nación al apoyar a Carmona Estanga y Carmona. La sociedad civil tampoco ha sido mejor que los políticos. Dele usted el poder a un empresario (sociedad civil) y le sale Carmona Estanga. Hermanos, si los seres humanos fuéramos ángeles no necesitaríamos gobiernos, como dijo Jefferson. Tenemos que asumir que todos somos débiles, ambiciosos, y capaces de corrompernos. Pero que aun así hemos aprendido a punta de golpes, enterrando seres muy queridos, que tenemos que ponernos de acuerdo para poder sobrevivir como sociedad, para que no nos lleve el diablo. Justamente para eso es que sirve el poder político bien orientado, y hay que buscarlo con ese objetivo: eso es lo que nos jugamos en la Batalla de Caracas.
A mucha gente le da asco cuando se cita la necesidad de lograr el poder. Lord Acton dijo, comentando la revolución francesa, que el poder corrompe, y que el poder absoluto corrompe absolutamente. Esa es una verdad grande como una casa, y por eso, antes de darle el poder a alguien, uno debe preguntarse: ¿poder para qué? Usualmente, es el pueblo quien da ese poder y quien lo quita y por eso es llamado el soberano en las democracias. En Venezuela se lo ha dado a muchos políticos perversos, pero también se lo ha entregado y renovado a muchos dirigentes honestos y trabajadores que representan lo mejor del gentilicio venezolano, que han podido pasar por el tremedal de la política venezolana de los últimos diez años sin ensuciarse ni apestar, a punta de trabajo abnegado e incansable, como si fueran apóstoles en medio de una guerra.
Usted es quien da el poder, usted es el que vota: piense bien para qué quiere darle el poder a sus alcaldes. Piense bien cuál es el problema más grave que usted desea que sus alcaldes afronten y estamos seguros de que una gran mayoría de los ciudadanos responderá: queremos recuperar la seguridad ciudadana, queremos que no nos maten impunemente, queremos que nuestros niños puedan volver a jugar en los parques, queremos poder volver a caminar sin miedo por las aceras, transitar por nuestros barrios sin que un pobre muchacho enloquecido nos aceche en la sombra para dispararnos a la cabeza un fin de quincena en que cobramos cuatro lochas y tuvimos la mala estrella de llegar tarde a la escalinata. El primer derecho humano es el derecho a la vida: si ese derecho no está garantizado, nada está garantizado, porque no podemos disfrutar los otros derechos humanos si estamos muertos.
EL DEBATE, ESTÚPIDO: EL DEBATE Este es un tema que trasciende el falso dilema gobierno-oposición. Nadie nos pide un carnet político antes de darnos un balazo para quitarnos una camioneta, una tarita, un taxi patasblancas.
El gobierno tiene la ventaja de que cuenta con un candidato único desde la partida. La oposición ha jurado que va a ir unida en todas las alcaldías para tener más oportunidades de derrotar al oficialismo. Bravo. Pero: ¿derrotarlo para qué? ¿Solamente para sacar a Chávez? Ese argumento, en Caracas, no va a convencer a los ciudadanos del amplio espectro del centro indeciso que llaman ni-ni y menos a los que siguen queriendo al presidente pero que desean una política que oxigene a esta ciudad asfixiada por esas muertes sin sentido, muertes porque sí como decía Borges de Billy The Kid en Historia Universal de la infamia. El argumento del simplismo antichavista funciona en Chacao, donde, aunque haya tres candidatos (óigase bien, tres candidatos, no tres precandidatos) la oposición igualmente triunfaría de calle frente al candidato puesto a dedo desde Miraflores. Hasta en esto Chacao es un espacio político excepcional. Pero en Libertador y la Metropolitana, la unidad tiene que ser blindada: no podemos perder Caracas. Los partidos de la oposición le han prometido a sus electores que van a ir unidos una vez que puedan detectar cuál es el candidato que tiene más chance ante el profesor Aristóbulo Istúriz y el psicólogo Jorge Rodríguez. ¿Y? Eso no es difícil de prometer ni de cumplir. Todo el que se dé cuenta de que no tiene vida en las encuestas a última hora va a declinar a favor del que tenga más chance (lo llaman saltar la talanquera a tiempo): han aprendido en los cuellos políticos cortados de Alfaro Ucero y de Irene Sáez. Hasta Julio Borges lo entendió en Diciembre del 2006. Si no lo hubiera hecho, los electores lo habría guillotinado políticamente, y como bien le dijo Pedro Estrada a Pérez Jiménez: 'Mi general, pescuezo no retoña.' La presente reflexión se hace entonces a partir de tres preguntas: ¿poder para qué? Ante lo cual les sugeriríamos a todos los precandidatos que pensaran bien en todos los grandes dramas que vivimos los caraqueños, especialmente el de la violencia, el de las muertes porque sí. El segundo punto es que no creemos que los ciudadanos tengan problemas en darle el poder al mejor candidato del gobierno o de la oposición, porque eso está pasando en este país desde las elecciones de Salas Römer vs. Chávez en el 2008, con los despojos políticos de Irene Sáez y Alfaro Ucero como testimonio (lo llaman polarización). Las elecciones del 2006 fueron otro ejemplo de que el pueblo ha aprendido de política muy a su pesar, porque la política se ha convertido en una herramienta necesaria hoy en día hasta para comprar leche en polvo en Mercal o para ser atendido en Barrio Adentro (lo llaman la lista Tascón). Por eso, que un candidato X o que la oposición le prometan a usted, que le juren escupiendo en la tierra y pisando fuerte que ellos van a apoyar al mejor gallo no tiene ningún valor en sí porque todos ellos saben que ni lo hacen se suicidan. Algunos tratarán de cobrar por retirarse, y muchos se lanzaron sabiendo que no tienen chance simplemente para negociar su retirada en bolívares fuertes. Esos son los gajes del oficio: pero muchos de nosotros no lo habríamos hecho mejor si tuviéramos esa oportunidad, vamos a dejarnos de hipocresías, porque uno de los dichos nacionales es 'pónganme donde hay'. Habría que ser como la Madre María de San José para resistir esa tentación y por eso todos nosotros nos vamos a pudrir, a diferencia de nuestra idolatrada beata que reposa en Maracay incorrupta, haciendo milagros en olor de santidad y en espera de su definitiva beatificación.
Las encuestas tampoco tienen un valor especial en sí, porque una vez que todos vean el chance que tienen o no, se retiran exigiendo una mascadita para pasar el desierto con los gastos cubridos hasta la próxima elección. No los estamos condenando por eso, pues aunque es incorrecto, es lo que va a pasar: pero tenemos que triunfar aun a pesar de esas debilidades humanas. Aquí no estamos hablando del deber ser sino de lo que decía la ontología de Los Amigos Invisibles; "Esto es lo que hay." El problema lo vamos a tener de aquí a Agosto u Octubre, y ya está sucediendo. Algunos partidos quieren que la oposición se case con un nombre desde ya: para ello, bien valen las macoyas de viejo cuño o presentar una encuesta chimba para tratar de acelerar un proceso que, pese a todo, aún está muy jojoto. Hermanos: ninguna encuesta que le presenten de aquí a Septiembre es confiable si en ella no están incluidos todos los precandidatos, incluidos los del gobierno y los de la oposición que recién se están lanzando o que se lancen de aquí a que se cierren los lapsos de inscripción (se llama Cuantitativa I y Cualitativa I y me la enseñaron Sir Friedrich Welsch, mi maestro en la USB, y mi apreciada Natalia Brandler). Y ni siquiera: se pueden inscribir tantos como podamos, porque eso quiere decir que tenemos muchos líderes. Nosotros no podemos impugnar ni inhabilitar a nadie porque lo decida un cogollo de partido o el dueño de un importante medio de comunicación (no somos Clodosvaldo Russián), porque si perdemos ese empresario no va a pagar los platos rotos: los pagarán los políticos honestos, los ciudadanos heroicos que nuevamente salgan a votar y a defender cada voto en cada urna.
En resumen, los ciudadanos no podemos permitir que nos impongan desde el cogollo de un partido o mediante una encuesta chimba pagada por unos empresarios pillines ni por la estupidez de ciertos dueños de medios bienintencionados pero irresponsables en política, que el candidato de la oposición sea un bate quebrado. No podemos perder Caracas: nos estamos jugando la vida en ello. Los empresarios y los magnates de los medios tienen carros blindados y guardaespaldas y a la hora de las chiquitas se pueden exilar en Westonzuela, Miami, Florida, donde muchos de ellos hace rato que tienen tremendos chalets. ¿Usted tiene un chalet en Florida? ¿Usted siquiera califica para que le den la visa americana? ¿Pa' dónde va a coger? Es que incluso ni usted ni nosotros queremos irnos de aquí, porque amamos este país donde vimos la luz, donde nos trajeron nuestros padres emigrantes o el que elegimos desde una tierra lejana y hostil, este hermoso país adonde muchos vinieron a cumplir su sueño.
EL DEBATE El espectáculo de Chacao da un poco de risa, pero no es grave porque allí la oposición gana aunque tenga tres candidatos. Pero Caracas es diferente: Caracas es un bastión para el gobierno, y por eso han reiterado hasta la saciedad que aquí van a dar su batalla decisiva. ¿Nos hemos enterado en la oposición de que estamos en la inminencia de una batalla política de tales magnitudes? Esta reflexión quiere señalar dos puntos finales. Primero, no se trata de un panfleto contra ningún precandidato de la oposición. Segundo, simplemente nace como una advertencia de que si nosotros nos hemos dado cuenta, es porque el pueblo –ya que nosotros también somos el pueblo- igualmente se ha dado cuenta. Pensamos que los empresarios que se pongan a invertir en encuestas chimbas en este momento para tratar de imponer candidatos dóciles con los viejos métodos están botando sus reales. Están siendo manipulados por los mismos bichitos de siempre, que les proponen el carro ganga, la manera más fácil de tomar el poder y de sacar al Presidente sin sudar mucho, sin subir cerro, como lo hicieron durante los últimos diez años. No se extrañen pues si el pueblo nuevamente los castiga, tal y como lo ha hecho desde el infausto 1998 hasta el alentador 2007.
Debatan; siéntense en mesas en las plazas, en los programas de radio que se arriesguen a cubrir tales debates. El candidato que no quiera ir está ponchado. Y el medio de comunicación que no quiera cubrir estos debates está botando la bola. Igual los van a cubrir, porque esos debates darían un rating bestial. Y para los candidatos que están ensartados porque se pusieron a bailar con el diablo y ahora no saben como soltarse de ese abrazo de la muerte, es una manera elegante –e incluso muy democrática- de salirse de ese paquete incluso negociando su 'elegante y patriótica renuncia a favor del mejor gallo'. ¿En base a qué van a pensar y decidir los ciudadanos cuál es el mejor candidato para salvar esta ciudad sitiada, para ganar la batalla de Caracas? Tiene que ser en base a un debate de programas, de soluciones consensuadas –el problema de la inseguridad de primero- que le puedan permitir de manera sincera a ese pueblo, a ese soberano, saber cuál gallo es mejor. Sólo si los gallos compiten en la gallera uno sabe si el jabao es mejor que el pataruco. Uno llega a un Mundial de fútbol sólo cuando le ha ganado a Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Paraguay, Colombia. Eso no lo decide la Federación y menos un canal deportivo. De igual manera, sólo sabremos cuál es el mejor candidato y el mejor equipo si los candidatos y los equipos juegan, es decir, si debaten. Y ese es un derecho que nadie puede quitarle a los venezolanos, y si lo intentan créannos que los pájaros bravos serán castigados y derrotados nuevamente por el vengador Chávez. Aprendan de Obama ve. Hilary. Si confiamos el año pasado en la inteligencia del pueblo para que analizara la reforma y dijera no (y a partir de allí dijo NO) ¿vamos a bajarles el copete y a decidir por ellos en unos cogollos, con unas encuestas chimbas que no se pueden validar porque no están TODOS los precandidatos de la oposición ni los del gobierno? Debatamos, gallo a gallo, rolo a rolo, tolete a tolete, y luego vemos cómo evolucionan las candidaturas, vemos encuestas en Agosto y ahí decidimos. Retemos a debate a los candidatos del gobierno: no van a ir porque el culillo es libre, pero nosotros ganamos. Acuérdense lo que les pasó cuando se negaron a debatir la reforma constitucional el año pasado. El debate debe incluir a TODOS los precandidatos: los rayados y los que vienen con el rostro limpio, los que son mediáticos y los que no salen ni en La Hojilla.
La sociedad civil ya se está organizando para presionar porque el debate sobre la seguridad ciudadana sea un acuerdo por la vida que involucre tanto a los alcaldes que consiga el gobierno como a los de la oposición. Y esas centenares de viudas de taxistas, de motorizados, las madres que han tenido que enterrar a sus hijos, las viudas de los policías, tienen un peso humano terrible, lamentable porque proviene de una terrible tragedia común.
El que tenga ojos que vea: y el que tenga oídos que oiga.
Con Gustavo Mujica y Virgilio Pisani
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