martes, 9 de octubre de 2007

Ibsen Martínez, el farsante


Un vindicación de Fernando Mires


Caro Fernando:
Con tristeza recibo tu e-mail en el que nos cuentas que has sido agredido ‘por alguien de la oposición’ –un tal Ibsen Martínez- y que por eso no vas a escribir más en torno a Venezuela. Te he tomado gran aprecio y estima no sólo por lo que escribes, no sólo porque eres amigo de mis amigos del Observatorio Hannah Arendt, sino también por los breves y gratos momentos que compartimos durante tu último viaje a Venezuela, empeñados en eso que Borges llama ‘las serenas aventuras del diálogo’.
Quisiera aclararte un par de cosas, aunque no creo que con ello te vaya a convencer de seguir compartiendo nuevos análisis tuyos sobre Venezuela con quienes sí te leemos y te queremos bien, lo cual me parece un nuevo triunfo del actual proceso, como voy a argumentar en adelante.
a.- Ibsen Martínez no es de la oposición. Te equivocas al decir que has sido agredido por ‘uno de nosotros’. Dios nos libre de ser como Ibsen Martínez, quien es un camaleón y un farsante. Apoyó a Chávez, luego vio que sus amigos se pasaban a la oposición, y entonces fingió que se pasaba a la oposición, pero todos sabemos en Caracas -que es una ciudad chiquita- que el tipejo sigue adulando al régimen por debajo de cuerda, buscando plata, porque le encanta tomarse whiskies con los allegados al poder.
b.- Este tipo de cosas las sé porque Ibsen presentó un proyecto pseudos literario a cierta instancia cultural gubernamental, en el que exigía una millonada, carro con chofer, etc., y en el momento en que le fue rechazado arremetió contra esa instancia insultándola en sus columnas. Ese es su estilo: me das plata o te caigo encima. No sé quién le habrá ofrecido qué para que te agrediera. ¿El gobierno? Puede ser: mira que tú eres un hombre lúcido, que analiza lúcidamente el futuro de nuestra democracia, el panorama de América Latina, y puesto que como tú hay pocos, mucha gente te tiene en estima y te sigue en esta desolada oposición. No es de extrañar que Ibsen esté tratando de agradar al régimen: si logra desmontar a uno de nuestros más queridos intelectuales, ¿qué no le puede pedir a Chávez? No le hagas el juego a ese mediocre.
c.- Ibsen Martínez es un ignorante. Ese señor no se ha leído ni un solo artículo tuyo, como para poder opinar acerca de tu trayectoria y tus posiciones políticas. Tiene la bellaca costumbre de recoger una que otra idea de aquí y de allá, medio plagiarla, y luego presentarlas en los diarios que estúpidamente le publican –y que me perdone Teodoro, quien ha sido uno de mis ídolos de toda la vida- acarameladas con su prosa de libretista televisivo de segunda.
d.- La experiencia política de Ibsen Martínez ha consistido en escribirles los artículos de opinión a dos altos dirigentes del MAS –me reservo sus nombres, pero sepan que lo sé- y a exigirles que lo hospeden en el Hotel Ávila, con cuenta abierta para escoceses y condumios exóticos.
e.- Tampoco es un historiador, un escritor ni nada que se le parezca. Las razones histórica se las ‘tumba’ a una pareja historiadora que tiene o tuvo. Un cuento suyo apareció publicado en la Revista Nacional de Cultura al lado de uno mío, y me dio asco estar al lado de tan mal prosista. Estuve a punto de exigirle a mi maestro y editor, el finado Oswaldo Trejo, que me sacara, pero el buen viejo Trejo me insistió y ahí quedo mi cuento Il Castrato al lado de aquel adefesio en que el ‘buen hombre’ sublimaba la mala costumbre que tiene de pegarle a las mujeres mediante un relato de factura medio policial que no llegaba ni a vigilante de garage.
f.- No sé qué le ocurre. Tenía un buen futuro como matemático, como economista quizás, pero tal vez se le pasó la mano con el licor. No tengo nada contra el licor, porque yo mismo me tomo mis buenos tragos con los panas, pero no tengo la costumbre de escribir borracho.
g.- Ese señor ha tratado de ser el sucesor del maestro José Ignacio Cabrunas, pero le ha quedado asaz grande el traje, pues es enjuto allá arriba en la mollera. Escribió el libreto de una excelente telenovela, que marcó época en Venezuela: ‘Por Estas Calles’. Pregúntenle a los canales de televisión, sin embargo, por qué no le han vuelto a contratar.
h.- Y en definitiva, yo no puedo sentir que es ‘como nosotros’ alguien que procrea un hijo, y que luego no le da la pensión, no lo quiere ver en toda su vida, y le niega el derecho a tener un padre aunque fuera de sábado y domingos. Como decía nuestro ilustre Mario Briceño Iragorry: si alguien no tiene urbanidad en el trato con los que le rodean, si es incapaz de mantener la conducta y el decoro a la hora de comer, a la hora de tratar con su familia, ¿qué puedes esperar de él cuando llegue al ágora, al campo público? Pobre niño; sólo le quedaba que lo cuidara el otro padre, Dios.
i.- Hablando políticamente, creo que si escribes sobre Venezuela te debes a ti como analista y a Venezuela entera que te lee, no a un mediocre como Ibsen Martínez. De manera que es injusto para con Venezuela y para contigo mismo que dejes de brindarnos tus ideas por culpa de ese mentecato.
j.- Podríamos hacer un referéndum electrónico en Analítica preguntando: ¿Usted quiere que Fernando Mires siga escribiendo sobre Venezuela? SI … NO.
El problema es que aunque la gran mayoría de los lectores de Analítica van a pedir que sigas escribiendo, este señor Ibsen puede acudir lloroso ante sus compinches del gobierno para rogarles que hagan un cyberoperativo para saturar con NOes la encuesta. De manera que tendríamos la orden de tú sabes quién exigiéndole a sus diablillos que entren a Analítica a votar contra ti.
k.- Creo que el afecto de quienes te hemos leído desde siempre, amén del feed-back que constantemente te hacemos llegar, es prueba suficiente de nuestra admiración y respeto.
Recibe un enojado saludo desde Caracas.
Oscar

Y tú, enano mental: recuerda que quien baila con el diablo no cambia al diablo, el diablo lo cambia a él.

1 comentario:

carlos delgado flores: dijo...

"Pese a que la cólera y la indignación componen, en compañía de otros vocablos enérgicos, una galaxia de pasiones del alma altamente inflamable y muy ruidosa, o quizás precisamente por ello, es habitual distinguir estas emociones desatadas con unos adjetivos muy solemnes y cualificados. Desde Aristóteles es costumbre interpretar la indignación como una honorable descarga de espíritu justiciero (la "justa indignación"). La cólera se considera, asimismo, como una exaltación propia de dioses y héroes (la "cólera de Aquiles"). De la irrupción de estas turbaciones es preciso precaverse por lo que conllevan de actuación y maquillaje, así como de quienes se sirven de ellas con fines espurios."
Fernando Genovés, en:
http://revista.libertaddigital.com/articulo.php/1276229564

Valga la cita no para descalificar tus argumentos, todo lo contrario, sino para introducir una "moción de orden":llamar a Mires "chavista" o a Ibsen "uno de ustedes" (oposición) es seguir abonando el terreno de la división, situación que, advierto, ya estaba dada antes de tu intervención.
EL mendigo de Apolonio de Tiana es, dicho en criollo, un "chivo expiatorio", ni Ibsen ni Mires mismo calzan en este rol. Justa cólera me parece a mi enojarse por la razón acomodaticia y por la obra sinuosa, pedir razones éticas para las acciones donde haya lugar para ésta: de cara a la comunidad. Y la justa cólera tiene autoridad. Defender a un amigo de un ataque innoble y contraatacar es un acto de solidaridad nacido del amor (¿no es amor dar la vida por alguien así sea simbólicamente?) Ojalá cuando los venezolanos nos enfrentàramos unos a otros, lo hiciéramos en nombre de la solidaridad y el amor con los nuestros y no por el beneficio egoísta, la codicia y la comodidad que parece ocultar ese modelo perfecto -y hasta loable- de gestión de contingencia que es la filosofía de Eudomar Santos ("como vaya viniendo vamos viendo")Así sí tendría sentido que hubiera guerra, no el negocio, la comodidad o el miedo. Sé que este no es tu caso, ni el de Mires, y por lo que acusas (J'acusse) es el de Ibsen. Èl es un interpelado público, esperaré su respuesta para discernir, la de Mires me resulta egoísta (tampoco tenía por que ser altruista), y la tuya es romper una lanza, bien por eso.
Por lo demás, deploro la polarización, pero no nos queda más camino que avanzar a través de ella.
Un abrazo
Carlos.